LA ULTRADERECHA NO LLEGARÍA AL PODER SIN LOS MEDIOS
A medida que se profundizan los cambios con frecuencia van apareciendo conceptualizaciones que, en apariencia, son nuevas. Llegadas para intentar describir escenarios inéditos o fuera de manuales y convenciones. Esto mismo ocurre en el mundo de la Comunicación Política. Aunque en Psicología de la Comunicación Política la coyuntura puede verse de manera distinta (claro está, en dependencia de qué tan crítico es el enfoque del que partimos).
Vladimir Carrillo Rozo, docente del programa en Psicología de la Comunicación Política de la Fundación UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia)
En sentido de lo anterior, existe un fenómeno que debería ser objeto prioritario de estudio: las formas en que el poder mediático estructura el consenso (el denominado por algunas voces como consenso mediático). Tal vez por una razón única y fundamental: el papel que están desempeñando los grandes medios en el ascenso de posturas políticas extremistas en toda Europa.
En primera instancia, para un conjunto de observaciones útiles desde la Psicología de la Comunicación Política, deberíamos señalar que la visibilización, la tribuna audiovisual dada a la ultraderecha europea, es enorme en comparación con sus antagonistas (las organizaciones progresistas de distinto signo).
Es conocido que este efecto mediante el cual se alarga el tiempo de aparición, con la espectacular réplica conseguida por las redes sociales, genera un surco narrativo en quienes escuchan… todos y todas nosotras.
A lo anterior sumemos algo de la mayor relevancia. También en Psicología de la Comunicación Política, con énfasis en los enfoques críticos, existe algo llamado “liderazgo sobre la arquitectura del relato”. Pues bien, luego del cuestionamiento sobre quién actúa o tiene relevancia simbólica en tal relato encontraremos definiciones como “consenso mediático”, que viene a describir, entre otras cuestiones, a la propia narración e imagen que se tendrá sobre un X instante histórico.
En el caso de este relativamente nuevo ascenso de la ultraderecha europea, el nombrado liderazgo (presionado desde los poderes mediáticos) actúa, por ejemplo, edulcorando artificialmente, blanqueando las innumerables aristas contra-ilustradas de estos partidos, tan peligrosos como son para el proyecto de la Europa unida y social.
Diversos expertos en el análisis político, incluso en sus claves psicológicas, muestran preocupación por la llegada al poder de la ultraderecha en Polonia, Hungría, Suecia e Italia. Además, con serias posibilidades de conquistar las instituciones en España. La anormalidad democrática se está “normalizando”, sin que los grandes poderes mediáticos arriben a una reflexión auténtica sobre la extrema delicadeza de su función en los actuales ecosistemas políticos.
En este mismo escenario, no parece fácil descartar el peso que la guerra en Ucrania está teniendo en este regreso de posicionamientos fascistas en Europa. La forma como se difunden mensajes y opiniones sobre el conflicto evidencian una manera determinada de entender la defensa de la seguridad y las fronteras. Ahí tenemos esa especie de ataque que sufren las políticas sobre lucha contra el cambio climático y transición energética, el impulso a la industria de la defensa o la imagen que se implanta sobre las corrientes migratorias y las identidades nacionales.
En todo eso la simbolización de una Rusia hostil a Occidente es enormemente útil (independientemente de que lo sea o no) para construir un relato donde se dibuja una coyuntura peligrosa e inestable. Un momento histórico donde ciertas tendencias políticas encuadran más que otras, donde unos tienen más probabilidades que otros de ganar las elecciones gracias a los viejos trucos del golpe de efecto, la información falsa que explota los temores colectivos y alargar el tiempo de aparición.
Recordemos que la política es también la facultad de cautivar la percepción con el viejo arte de contar buenas historias. Así es, hablamos de Psicología de la Comunicación Política.

Pero relacionado con esto volvamos a otra pregunta elemental (aplicada a las narrativas psicopolíticas) ¿Qué es la realidad? Una impresión, una crónica sociocultural, una percepción gobernada por los relatos desgranados por el poder mediático; es la forma en que nos cuentan historias sobre la manera psicopolítica en que estamos en el mundo. Volvemos a hablar de Psicología de la Comunicación Política.
En la llegada de la ultraderecha a varios gobiernos europeos vemos el efecto de una determinada forma de contar las cosas y los acontecimientos, estamos viendo el resultado de los consensos mediáticos que se vienen imponiendo.