EL RELATO DEL APOCALIPSIS COMO ESTRATEGIA PSICOPOLÍTICA
Vladimir Carrillo Rozo
EL RELATO DEL APOCALIPSIS COMO ESTRATEGIA PSICOPOLÍTICA
En España es frecuente que los medios generen amplias crónicas periodísticas sobre los acontecimientos que marcan el retorno del curso político, luego de la pausa estival. En ocasiones se producen hechos de cierto interés, no siempre por despertar reflexiones de calado. Más bien por poderse extraer alguna lectura en el orden de lo psicopolítico.
En una de las declaraciones del presidente del PP, Alberto Núñez Feijó, en este agosto del 2022, pudimos escuchar: “Nuestro deber es decirle a los españoles que están preocupados, que hacen bien. Tienen motivos para la preocupación. El momento es delicado para todos los países del mundo, para los de la UE y todavía más para España”.
La rueda de prensa no tuvo casi nada reseñable, tampoco las sentencias apocalípticas desde el liderazgo de la derecha. En realidad, hablamos de ella en esta entrada del blog del Curso en Psicología de la Comunicación Política de la Fundación UNED simplemente para tomarla como pretexto y referirnos brevemente a un rasgo frecuentemente encontrado en las puestas en escena del relato político.
Así es, cuando el equipo de comunicación tiene poco que decir (y no será por la ausencia de elementos para debatir) se comienzan a buscar salidas fáciles. Entre lo más sencillo en el viejo oficio de contar historias sobre los asuntos del mundo, la misma política en importante grado, está relatar la supuesta visión profética de un horizonte donde se aproxima el apocalipsis.
¿Que en España muchas problemáticas podrían ir mejor? Por supuesto que sí. Pero lo que también es cierto es que el país está muy lejos de dirigirse al apocalipsis zombi del que tanto habla la derecha, basta con revisar algunos indicadores recientes.
En esta estrategia, por otra parte, vemos un juego de fondo consistente en el mensaje de impacto (la subcultura Trump en acción) sin conexión con los hechos y que juega duro al desgaste mediático. Las ventajas de estos guiones siempre han resultado evidentes: la fuerza de la repetición y los tiempos de aparición (proporcionales al calibre de las palabras) tienden a instalarse en el inconsciente colectivo, que el apocalipsis no sea real pasa a ser irrelevante en momentos de confusión.
El otro problema es que, también muy frecuentemente, el adversario se ve forzado o cae fácilmente en la tentación de contestar, desperdiciando apariciones en los medios (tanto en los tradicionales como en los nuevos). Además, es complicado dar la vuelta a los relatos políticos sobre una próxima catástrofe, debido a su impacto en la psicología de los votantes. Aunque pueda esgrimirse que todo ese ruido podría intentar ocultar a ojos de todos las grandes crisis internas o las luchas de poder intestinas, como es el caso en el Partido Popular.
La coyuntura, no de España sino del mundo, debería generar otro debate, que por ahora solo está en lo académico: ¿Cómo entregar herramientas a la ciudadanía en general para defenderse de aventureros con posibilidades de llegar al poder? ¿Cuáles son las razones por las que el discurso catastrofista o sin contenido claro no despierta la sospechas de los electores? Estas son algunas de las tramas que demandan ser estudiadas en las formaciones, por ejemplo, sobre Psicología de la Comunicación Política.
EL RELATO DEL APOCALIPSIS COMO ESTRATEGIA PSICOPOLÍTICA
En España es frecuente que los medios generen amplias crónicas periodísticas sobre los acontecimientos que marcan el retorno del curso político, luego de la pausa estival. En ocasiones se producen hechos de cierto interés, no siempre por despertar reflexiones de calado. Más bien por poderse extraer alguna lectura en el orden de lo psicopolítico.
En una de las declaraciones del presidente del PP, Alberto Núñez Feijó, en este agosto del 2022, pudimos escuchar: “Nuestro deber es decirle a los españoles que están preocupados, que hacen bien. Tienen motivos para la preocupación. El momento es delicado para todos los países del mundo, para los de la UE y todavía más para España”.
La rueda de prensa no tuvo casi nada reseñable, tampoco las sentencias apocalípticas desde el liderazgo de la derecha. En realidad, hablamos de ella en esta entrada del blog del Curso en Psicología de la Comunicación Política de la Fundación UNED simplemente para tomarla como pretexto y referirnos brevemente a un rasgo frecuentemente encontrado en las puestas en escena del relato político.
En efecto, es posible hacer oposición de muchas formas, sin duda, algunas resultan ser mas inteligentes que otras. Claro, inteligente no es igual a fácil. Como sabemos, el nivel intelectual y académico de las declaraciones políticas ha venido degradándose mucho en los últimos años.Lo anterior se traduce en una cosa clara: se hace oposición a punta de micrófono en declaraciones que toman a los receptores en frío, casi siempre, cuyo contenido no puede tornarse en más simple, elemental y con frecuencia mediocre.
Así es, cuando el equipo de comunicación tiene poco que decir (y no será por la ausencia de elementos para debatir) se comienzan a buscar salidas fáciles. Entre lo más sencillo en el viejo oficio de contar historias sobre los asuntos del mundo, la misma política en importante grado, está relatar la supuesta visión profética de un horizonte donde se aproxima el apocalipsis.
¿Cómo no estar preocupados y preocupadas? Hacemos bien. Es más, quienes no parecen estar angustiados no son otra cosa que inconscientes y, posiblemente, poco patrióticos. Y recordemos que cuando se agitan los símbolos los datos reales (empleo, crecimiento, etc.) pueden parecer como un edificio invisible.En los territorios de la Psicología de la Comunicación Política las cuestiones de la imaginación, la creatividad en los giros de la palabra y el mensaje de impacto tienen una importancia mayúscula. Pero existen umbrales en el contenido del mensaje que, casi siempre, deben hacernos pensar en cohetes disparados a ciegas y sin tener en ninguna consideración al contexto e incluso a la propia realidad. Es el peso de la puesta en escena y la historia contada mediocre que se alejan del contenido intelectual que impugna por una reflexión en una dirección o en otra.
¿Que en España muchas problemáticas podrían ir mejor? Por supuesto que sí. Pero lo que también es cierto es que el país está muy lejos de dirigirse al apocalipsis zombi del que tanto habla la derecha, basta con revisar algunos indicadores recientes.
En esta estrategia, por otra parte, vemos un juego de fondo consistente en el mensaje de impacto (la subcultura Trump en acción) sin conexión con los hechos y que juega duro al desgaste mediático. Las ventajas de estos guiones siempre han resultado evidentes: la fuerza de la repetición y los tiempos de aparición (proporcionales al calibre de las palabras) tienden a instalarse en el inconsciente colectivo, que el apocalipsis no sea real pasa a ser irrelevante en momentos de confusión.
El otro problema es que, también muy frecuentemente, el adversario se ve forzado o cae fácilmente en la tentación de contestar, desperdiciando apariciones en los medios (tanto en los tradicionales como en los nuevos). Además, es complicado dar la vuelta a los relatos políticos sobre una próxima catástrofe, debido a su impacto en la psicología de los votantes. Aunque pueda esgrimirse que todo ese ruido podría intentar ocultar a ojos de todos las grandes crisis internas o las luchas de poder intestinas, como es el caso en el Partido Popular.
La coyuntura, no de España sino del mundo, debería generar otro debate, que por ahora solo está en lo académico: ¿Cómo entregar herramientas a la ciudadanía en general para defenderse de aventureros con posibilidades de llegar al poder? ¿Cuáles son las razones por las que el discurso catastrofista o sin contenido claro no despierta la sospechas de los electores? Estas son algunas de las tramas que demandan ser estudiadas en las formaciones, por ejemplo, sobre Psicología de la Comunicación Política.